Capítulo 1


SOMBRAS EN LA OSCURIDAD…


Reapareció inmovilizando cada instante,
en un silencio impalpable y titubeante;
era él un emblema de muerte insinuante,
cómplice de la sangre fría y el lamento,
se convirtió en sombra de voz y venganza
capaz de asaltar mi aliento con un tintero,
lleno de resentimiento con desesperanza…
Marián

Miedo. Esa fue la sensación que tuve mientras bajaba las escaleras con las piernas temblorosas y todos aplaudían efusivamente. Ellos tenían sus miradas enfocadas en mí, era evidente ya que hoy era mi presentación a sociedad. Tenía mucho miedo ya que era muy tímida, todo este evento se había hecho gracias a mi madre ya que mi padre nunca quiso hacer un evento de tal magnitud, él siempre se opuso a la idea de presentarme, sentía que tenía mucho miedo ya que luego de mucho ruego por parte de mi madre y haber accedido a su petición pude percibir un dolor intenso en sus ojos y desde ese día cambió ya que se volvió más nervioso y a la defensiva, tenía la sensación que algo me ocultaba, que tenía un secreto.

Los aplausos terminaron y mi padre tomó mi mano avanzó unos pasos más mientras sonreía nerviosamente. 

- Esta es mi hija, Sofía Semple Lake, es un agrado para mí poder presentarla ante ustedes. – me presentó mientras miraba a los demás. Me atemorizaba la cantidad de gente que había en este lugar, pude percibir una mirada extraña en mí volteé a aquella dirección pero no había nadie supongo que era mi imaginación.

- Sofía – llamó mi madre mientras me dirigía al grupo donde conversaba. – ella es Sofía mi única hija ¿no es hermosa? – preguntaba mientras me acariciaba.

- Sí..sí lo es. – decían al unísono. “Halagadores” pensé mientras los miraba con muestras de agradecimiento, sabía que no era verdad, nunca me había considerado bonita, era normal, sabía por qué lo hacían o mejor dicho por qué lo decían obviamente les convenía halagarme así se ganaban el favor de mi madre y eso era paso libre para poder llegar a mi padre.

- Lo siento mucho pero la tengo que llevar a otros grupos…no les molesta… ¿verdad? – preguntó aún dubitativa pensando si me debía quedar o llevarme consigo.

- No se preocupe, se la puede llevar. – dijo un joven muy amable.

- Muchas gracias. – dijo alegre mientras me tomaba de la mano para dirigirme a otros grupos. Estuvo mucho tiempo presentándome a otros grupos, estaba cansada por lo que decidí decírselo a mi madre la cual aún ocupada con los invitados aceptó sin tomarle a mi pregunta mucha importancia.

Me dirigí lentamente al jardín de mi casa que mi madre con mucho esmero había adornado para esta ocasión, rosas, jazmines, orquídeas, tulipanes entre otras flores decoraban junto a luces, piletas y esculturas de mármol las cuales resaltaban en la oscura noche. La luz de la luna iluminaba mi camino, la observaba tan bella y blanca a la vez, en ella los poetas se inspiraban y hacían bellos poemas escritos desde lo más profundo de su corazón. Entonces la misma sensación volvió, alguien me miraba pero no tenía curiosidad, tenía miedo, quería escapar pero sentía que era demasiado tarde, caminé con pasos lentos hacia la que siempre había sido mi silla y observé reflejado por el agua de la pileta el reflejo de la luna. 

Una mano me tomó con mucha fuerza a lo que alcancé a voltear con velocidad.

- Shhh... – hizo un ademán de silencio mientras tomaba el arma que tenía en el bolsillo no sabía qué estaba sucediendo pero entendí que debía guardar silencio ya que me podría pasar algo malo. Lo miré asustada mientras él prácticamente me arrastraba hacia la parte trasera del jardín a lo cual en reacción lloraba en silencio. Miró la salida y me dirigió a un auto negro y me metió a la fuerza. Empezó a conducir aceleradamente mientras me apuntaba con el arma. Tuve muchas sensaciones la principal angustia, no sabía qué hacer y ninguna idea cruzaba por mi mente en estos momentos. Presa del pánico y del temor tomé la única arma que podía tener en estos momentos, el líquido que me había dado mi padre en casos como estos. Se lo lancé, lo que no sabía era que él ya sabía lo que iba a hacer ya que predijo mis movimientos tomó el pequeño frasquito y lo botó por la ventana. Lágrimas fluían por mis mejillas las cuales no podía detener. El auto paró en una enorme casa la cual era de piedra blanca, tenía miedo, dos hombres de gran estatura y con cicatrices en el rostro cuidaban la entrada, ni siquiera voltearon a vernos, creo que ya lo conocían.

- Camina – es lo único que alcanzó a decir mientras él me llevaba a una dirección desconocida. Me arrastró a una habitación en la que prácticamente cuando llegamos me lanzó al piso. De inmediato corrí a la puerta pero él había asegurado la cerradura. Me dejé caer al piso ya que no tenía más fuerzas… ¿qué había hecho?...no lo sabía…. ¿quién era él?... no tenía idea… la única conclusión a la que llegué vino a mi mente de inmediato… el nerviosismo de mi padre, la tristeza y el dolor… todo se fue ordenando lentamente… mi padre tenía algo que ver con lo que me estaba pasando...

Comentarios

Entradas populares