Un ángel en mi oscuridad...


El segundo día pasó muy rápido ya que terminábamos de empaquetar algunas cosas para viajar, ya que en la noche tendríamos que ir al aeropuerto, y mi madre aún no había empaquetado todas sus cosas. Mis pertenencias ya estaban listas, sólo ordenaba mis documentos, alisté mi pasaporte y abandoné mi cuarto, mi lugar de infancia, cómo podía tener fuerzas para poder dejar todo, el dolor era intenso, pero aún así lo iba a soportar ya que no quería llorar…

Cuando bajé ya era la hora de irnos, mi mamá bajó con sus pertenencias y mi hermano hizo lo mismo, caminé lentamente hacia afuera, nos subimos a un taxi y me asomé hacia la ventana y vi alejarse hacia el horizonte lo que un día había sido mi hogar…

Llegamos y automáticamente emprendimos a esperar a que llamen a los pasajeros para nuestro vuelo. A los pocos minutos se oyó la voz de una señorita que anunciaba nuestro vuelo.

- Pasajeros vía a París… - pronunció la señorita del altavoz, en ese instante nos levantamos de nuestros asientos y nos encaminamos a la fila para entrar al avión, cuando alguien me toma de la mano y me aparta de la fila, era José… porqué me tenía que hacer las cosas más difíciles de lo que ya eran, a pesar de que me dolía lo que me había hecho, no podía odiarlo…

- Abigail, porqué no me dijiste que te ibas….- enunció preocupado.

- Disculpa, primeramente tu y yo no tenemos nada que ver…. Asi que déjame en paz, para seguir con mi vida… y ser feliz…- pronuncié molesta… a pesar de que en realidad no quería apartarme de él lo tenía que hacer ya que de todas maneras lo que había hecho me había lastimado demasiado…. Y cada vez que lo veía esa herida que tenía en el corazón sangraba…

- Abigail tú sabes que lo que dice no es verdad – parecía arrepentido, pero también parecía que lo decía sólo por pena…

- Sí seguro, sabes que voy a hacer como que te voy a creer – pronuncié sarcásticamente- ahora déjame en paz que tengo un vuelo que abordar – dicho esto caminé unos pasos hacia la fila…

- Pasajeros vía París, último llamado…- enunció la señorita por última vez…

Cuando escuché esto caminé más rápido, casi corriendo y fui directo para el avión, pero José me tomó del brazo, me volteó y me besó…. Ese beso fue muy cariñoso… mi mente, como siempre me jugó una mala jugada, justo en ese momento recordé a Pamela y a José la única cosa que hizo que mi corazón estallara en pedazos…. en mil trizas… y tuve mucha cólera ya que también recordé que él ya no era mi novio por esa misma razón…. Y en ese mismo instante le di una cachetada…

- Nunca, jamás vuelvas a besarme, encima de todo lo que me haces, me besas, eres un cínico…- pronuncié molesta terminé de decirlo y me fui…. Subí al avión con lágrimas en los ojos miré por última vez a José, al chico que había amado desde que lo conocí, pero tenía que sufrir la dura realidad, lo único que podía hacer ahora era mirar adelante con optimismo y no volver a mirar atrás …. La vida continuaba…
Todo el camino pensé en José, en el beso, en verdad lo amaba, pero él era el que había roto mi corazón lo había destrozado en pedazos pero aún así mi corazón aún latía por él…

Llegamos a París, fue un viaje muy largo… tomamos un taxi y nos dirigimos a lo que se sería mi nuevo hogar. Pasó 15 minutos y llegamos a un lugar muy bonito lleno de árboles, y casas muy hermosas nos detuvimos al frente de una casa blanca por cierto muy hermosa… pero por dentro también era muy hermosa, tenía una piscina, una biblioteca, un gran jardín, un gimnasio, una gran sala de de estar y una sala para invitados, tenía muchos lujos y parecía de un millonario ya que la casa era la mitad de toda una cuadra.

Mi madre me llamó y me indicó en que lugar quedaba mi cuarto, era muy extraño ya que en la placa decía “Alcoba de Abigail”, en ese instante un recuerdo inundó mi mente…

“Tenía 5 añitos, era una niña muy soñadora.

- Papá algún día quisiera ser una princesa – dije risueña, y a la vez suspirando.

- Pero las princesas tienen alcobas y no habitaciones- pronunció.

- Entonces papá yo no podré ser una princesa ya que no tengo una alcoba – pronuncié triste y con ganas de llorar.

- No te preocupes que yo te construiré tu propia alcoba que dirá “Alcoba de Abigail”- prometió para que dejara de llorar.

- Gracias papi te quiero mucho- enuncié gracias a su promesa.

- Yo tambien Abigail, yo tambien – respondió mi padre.”

Una lágrima empañó mi mirada, después de todo él ya estaba muerto, pero me dolía tanto lo que le pasó…

- Cumplió su promesa…- pronuncié con mucha tristeza, secándome la lágrima. Segundos después giré la perilla y me quedé impresionada. Era muy grande, tenía un baño, una vista por el balcón, un armario verdaderamente grande, una cama también grande, un televisor plasma de 50 pulgadas, un escritorio, una biblioteca personal y un cambiador. Cuando abrí el armario había mucha ropa como para una chica de mi edad. Era genial, así que subí mis pertenencias y acomodé mis cosas, duré más o menos 4 horas, luego bajé y sorprendentemente ya estaba todo casi ordenado sólo faltaban algunos detalles.

La sala era muy grande y tenía una cocina muy grande, observé a mi madre en el jardín, todo esto era muy extraño, porqué mi padre compraría una casa así. Quería salir a caminar, a poder despejar mi mente, quería respirar aire fresco…

- Mamá, ¿puedo salir a caminar? – pregunté.

- Claro hija, pero vuelve antes de la cena – contestó.

Caminé y caminé, veía los árboles, cómo me encantaba ver la naturaleza, hace tiempo no lo hacía ya que no quería recordar a mi padre, recuerdo muy bien que con él salíamos y contemplábamos la naturaleza mientras me compraba golosinas. En ese instante suena mi celular y contesté, cuando vi en el celular era José, no quería hablar con él, justo cuando iba a colgar él habló.

- Abigail, antes de que quiero que sepas algo… - pronunció desesperado.

- Que cosa José, tienes 1 minuto para decirlo – enuncié molesta.

- Abigail, yo te quiero más que a nada – pronunció muy rápido y casi suplicando. Esa respuesta me rompió el corazón, yo también lo quería, pero no podía hacer nada, él había besado a mi mejor amiga, todo lo que había hecho habían cambiado mucho las cosas.

- Sí y por eso besaste a mi amiga – contesté molesta.

- Pero Abigail… - pronunció triste.

- Sabes que, no digas nada – pronuncié molestándome cada vez más.

- Solo quiero que me respondas dos cosas, respóndeme y te prometo que nunca más te volveré a hablar.

- Sólo dos cosas, nada más – pronuncié tratando de no alterar mi tono de voz, ya que todo lo que me decía no hacía más que hacerme sufrir.

- ¿Me quieres?- habló dudando, porqué me tenía que preguntar eso, esa pregunta, yo sabía que lo quería pero lo que me hizo nunca se lo perdonaría, pero para variar mi subconsciente me hizo una mala jugada…

- Sí te quiero – porqué lo había dicho, ahora pensaba, que había hecho, de pronto comencé a llorar.

- ¿Me daría otra oportunidad? – pronunció temeroso.

- No – dije esto y colgué ya que esa fue la gota que colmó el vaso, comencé a llorar, pero para que nadie me viera así (no me gusta que la gente me vea llorando, siento que muestro mis debilidades al llorar), encontré un árbol muy apartado del parque donde había dos arbustos, me acerque al árbol, me escondí entre los arbustos, me senté y me tapé los ojos con mis manos y comencé a llorar, cuando me di cuenta habían pasado dos horas, cuando escucho una música muy cerca de mi, era mi canción preferida “Son de amores”- Andy & Lucas.
La escuché aún en la misma posición de antes y siento unos pasos muy cerca de mí, no quería levantar la mirada, pero quería saber quién era, así que levanté la mirada y vi a un chico muy hermoso de ojos azules, piel blanca y cabellos dorados, mediría 1.80m.más o menos.

- Ce qui rend une fille si mignonne pleurer? (¿Qué hace una chica tan linda llorando?) – pronunció aquel muchacho, tenía una voz angelical.

- Bonjour, qu'une telle (Hola, que tal), Je sais que le français, mais je suis américain (sé francés, pero soy americana) – pronuncié un poco avergonzada.

- Uf… que bueno – admitió relajado.

- ¿Sabes inglés? – pregunté asombrada.

- Bueno sí, mis padres son de aquí pero nací en Nueva York y mis padres me trajeron cuando tenía 11 años. – pronunció muy alegre.

- Yo nací en California, y bueno recién he venido aquí hoy, supongo que me quedaré a vivir aquí – pronuncié tratando de que no se notara que había llorado, pero él me miró fijamente y me quedé hipnotizada con sus hermosos ojos.

- ¿Por qué llorabas? – preguntó preocupado, porque me había preguntado eso, ahora no sabía qué decirle.

- No por nada – contesté tratando de no llorar, quería decirle lo que me había pasado, pero recién lo había conocido, aunque pareciera que ya nos hubiéramos conocido de toda la vida.

- Bueno, si no me quieres decir – enunció sonriendo, su sonrisa era maravillosa, pero no me quería mirar como tonta a su costado y como tampoco le quería decir porque lloraba, cambié de tema.

- ¿Tú oíste una canción que alguien tocaba por allí? – pregunté por curiosidad.

- Bueno…, en realidad el que tocaba esa canción era yo – pronunció avergonzado.

- ¿Enserio?, esa canción es mi favorita – pronuncié sonriendo, todo lo que hacía era sorprendente, durante todos estos días no había sonreído, pero conozco a este chico y me saca una sonrisa de la nada. Mientras pensaba en esto me arrodillé y me quedé profundamente dormida.

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Chicas, lamento no haber podido publicar, lo que pasó es que mi computadora se malogró, y recién lo han arreglado, pero esta historia es una recompensa, por su paciencia al esperarme que publique, no olviden comentar...

Comentarios

Lu!! ha dicho que…
hola, soy Lu!!! La que escribía Alec Vulturi and you. Hace un mes hakearon mi blog y no e podido volver a entrar desde entonces. Si quieres saber el final esta en esta historia esta en esta pagina:

http://paulasmog-amor-odio.blogspot.com/2010/11/capitulo-final-del-blog-alec-vulturi.html

También me anime a escribir hoy otra historia:

http://vampiros-en-busca-de-la-libertad.blogspot.com/

espero que te animes a pasar

Lu!!

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